"La Poltro”, se le reconocía por ser pionera del desarrollo teatral costarricense y una de las más talentosas y versátiles actrices del país.
Fecha Comunicado: 10 de setiembre, 2015 | Fecha espectáculo: 10 de setiembre, 2015
El Teatro Nacional de Costa Rica del Ministerio de Cultura y Juventud se suma al dolor nacional por la pérdida de la destacada actriz Ana Poltronieri Maffio, precursora y baluarte del teatro costarricense.
El cuerpo de la actriz será velado desde la 11:00 a. m. y hasta la 2:30 p. m. en el Teatro Nacional de Costa Rica.
A Poltronieri, de padres italianos y la menor de once hermanos, a quien popularmente llamaban “La Poltro”, se le reconocía por ser pionera del desarrollo teatral costarricense y una de las más talentosas y versátiles actrices del país.
Su carrera como actriz se inició en 1952, cuando por una feliz casualidad asistió a un ensayo y de ahí en adelante se quedó como actriz; es así como más adelante se integraría al Teatro Universitario. Durante su trayectoria interpretó todo tipo de personajes tanto cómicos como dramáticos, con reconocidas agrupaciones del ámbito teatral tales como la Compañía Nacional de Teatro, El Arlequín y el Teatro del Ángel.
Su talento interpretativo la llevó por varios escenarios en Centroamérica, México, Venezuela, Colombia y España, país en el cual vivió poco más de un año llevando cursos de actuación y trabajando como actriz.
Participó en más de 48 obras, varias de ellas relevantes para el desarrollo teatral de nuestro país: Las fisgonas de Paso Ancho, de Samuel Rovinski; La segua y El héroe, de Alberto Cañas; A ras del suelo, de Luisa González; La colina, Ese algo de Dávalos y La casa, de Daniel Gallegos, entre otras.
Estudió pedagogía en la Universidad de Costa Rica y se dedicó durante veinte años a la labor de maestra en instituciones de educación primaria, tanto públicas como privadas. Posteriormente impartió lecciones en la Universidad Nacional y en la Universidad de Costa Rica; en esta última casa de estudios, años después sería distinguida con el rango de Profesora Emérita.
Además protagonizó obras de reconocidos dramaturgos universales, entre las que se encuentran Las manos sucias, de Jean-Paul Sartre; La importancia de llamarse Ernesto, de Oscar Wilde; La casa de Bernarda Alba y La zapatera prodigiosa de Federico García Lorca y Pigmalión de George Bernard Shaw entre otras.
Es recordada de manera especial por el personaje que interpretó en Las Sillas del autor Eugène Ionesco. Su actuación en esta obra le valió en 1971, el Premio Nacional de Cultura a la Mejor Actriz. Posteriormente, este mismo reconocimiento lo obtuvo también en 1968 y 1970 con la obra la Danza Macabra de August Strindberg y en 1988 con La visita de la vieja dama de Friedrich Dürrenmatt.
En 1967 obtiene el premio de la Asociación de Escritores de obras literarias, científicas y artísticas de Costa Rica y en el 2001 el Instituto Internacional del Teatro le entrega en Veracruz, México el premio “Mi vida en el Teatro”.
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